Francisco Cortés es conocido en Madrid como François, ya que tomó prestado un nombre afrancesado para ganar caché en los círculos políticos. Lo que nadie sospecha en el corredor que une Zarzuela con Moncloa es de su origen gaditano, del mismísimo barrio de la Viña. Allí se le conoce como Paquito Conejo, porque de pequeño tenía las paletas salidas hacia fuera y cuatro pelusas mal contadas en el bigote.
Hay amores que ladran Nuestra convivencia familiar con los perros daría para una novela berlanguiana. Bajo nuestro cuidado hemos tenido multitud de chuchos de las más diversas formas contractuales: adoptado, acogido, prestado, prohijado, amparado, compartido… Hasta en una ocasión nos ofrecimos a trasladar en…
Robustiana Peláez se quedó preñada un domingo de febrero durante las fiestas de la Candelaria. Bajo promesas de flores de almendro y nidos de gorrión, se dejó llevar al río por un saltimbanqui de feria que regentaba un puesto de almendras garrapiñadas. El joven…
Encontrar a la Tata Fernanda fue mucho más importante para nosotros que el amartizaje del Perseverance para la humanidad. Ella es ciencia almodovariana, tecnología de refranero y digitalización quijotesca en pleno siglo XXI. Ya quisiera la NASA un rastreador de la categoría de esta…
No hay en la ciudad una persona más sociable que Federico Zacatín. Es poner un pie en la calle, y no da el hombre abasto con tanto saludo y conversación. Don Federico regenta con su mujer, la Puri, un puesto de pescado en el…