Curiosidades de ciencia

El roce no hizo el cariño

24 abril, 2020
El roce no hizo el cariño

Brevísima historia de la evolución humana

El profesor Kenneth Oakley pasó media vida en su despacho intentando trazar el hilo conductor que explicara la evolución humana, como si nuestra historia fuera una línea recta unida por diferentes puntos. El investigador no sospechaba que el árbol genealógico de nuestra estirpe de simios es más bien un arbusto abigarrado, donde la Naturaleza ha ido probando y descartando al azar, sin un plan definido, trazando un tortuoso camino que comenzó hace 13 millones de años.

Parece confirmado que las tierras bajas de la región de Afar, en las negritudes del África oriental, fueron nuestra cuna. Aún conservamos en el organismo los átomos de azufre de los volcanes del Rift y las gotas de agua del Nilo Azul. Nos pusimos a dos piernas para otear los peligros de la sabana y nuestro cerebro comenzó paulatinamente a aumentar de tamaño. Cabezones erguidos. Unos pocos millones de años más tarde de nuestra bajada del árbol, el Homo erectus tomó la determinación de migrar hacia otros mundos, tanto por necesidad como por curiosidad, adentrándose en los confines de Eurasia. Aquellos pioneros se dispersaron como la lluvia de una tormenta y acabaron (por chiripa) derivando hacia los neandertales. Por el camino quedaron esparcidos los cadáveres de otros hermanos que malograron su pervivencia.

Mientras todo eso ocurría por nuestros lares, la población que permaneció en África oriental incorporó a su genética nuevos adelantos anatómicos, psicomotrices y un cerebro más complejo e inteligente. Este homo sapiens llevaba consigo un arma de destrucción masiva: una capacidad lingüística digna de un predicador. Y como no, también quiso ver más allá de las praderas africanas para contarlo.

Y aquí viene uno de los momentos más interesantes de la Prehistoria, que ocurrió hace unos 100,000 años. Los dos hijos de la misma madre -neandertales y sapiens- se toparon frente a frente en las frías tierras de Europa. Nos reencontramos, ni más ni menos, con los descendientes de las primeras oleadas de migrantes. ¿Hubo amor? No, ya que en cuanto pusimos los pies en Europa se extinguieron los neandertales. ¿Se mezclaron las dos especies? Parece que sí, ya que el 2% de nuestro genoma es de origen neandertal. Curiosamente, los neandertales nos transmitieron un mejor sistema inmunológico para combatir a los virus.

                El profesor Oakley era un cabezota de frente despejada empeñado en organizar la Naturaleza. Le gustaba abrir cajones para poner cada cosa en su lugar, cuando la realidad es un confeti lanzado al aire. Más a menudo deberíamos dejarnos llevar por las térmicas del conocimiento que conducen al fracaso, porque el viaje es lo importante. A fin de cuentas, la experiencia no es más que una acumulación de errores.

©Fotografía de Kenneth Oakley (1911-1981), antropólogo y geólogo inglés pionero en la datación de fósiles humanos

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11 Comments

  • Reply Antonio Parrilla Muñoz 27 abril, 2020 at 11:14 am

    Querida Rosa, mi amiga bloguera:
    Que arte tienes, para conjugar lo serio y trascendente con lo sencillo del día a día-«Cabezones erguidos» esta magnífica frase tuya, cuanto contiene para escribir no solo otro artículo, sino gasta una novela corta. Micro relato de la semana, ha generado en mi pensamientos y reflexiones; me pregunto si continuaremos aún en el árbol ¿parece ser que sí que, continuamos en la higuera. Que acertada estás cuando dices que, lo importante es «el viaje•… Caín o Abel…, Sapiens o Neandertal ¿…, la respuesta es una.- la evolución y me da pié a una reflexión/pensamiento.- El fin de la especie, el objetivo, es evolucionar hacia un universo diferente y apasionante, en el que el planeta tierra es la nave.
    Magnifica entrada, amiga Rosa.

    • Reply Rosa 27 abril, 2020 at 5:14 pm

      Amigo Antonio. El futuro del sapiens queda también al azar. La Tierra seguirá girando igual, con o sin nosotros. Seremos una marca (¿de plástico?) en un estrato, y poco más……

      • Reply Antonio Parrilla Muñoz 28 abril, 2020 at 9:56 am

        «Gira el mundo y gira….» magnifica canción de mi tiempo, en donde aún no existía el dañino plástico, solo el papel de estraza que, por cierto parece ser está retornando. Tienes razón al decir que «pronto» formaremos parte de un estrato, pues al paso que marchamos, el plástico ya forma parte de nuestra alimentación.

  • Reply Kikote 27 abril, 2020 at 4:31 pm

    Cual de los tres es Oakley?

    • Reply Rosa 27 abril, 2020 at 5:12 pm

      Hay 8 visibles, al menos.
      Oakley es el que tiene más frente de todos, y un peinado a lo cortinilla…..

    • Reply Pedro Javier Conesa Dávila 27 abril, 2020 at 8:46 pm

      ¡Ay, si nos hubieran explicado así las cosas en el cole…! Igual ahora habría muchos más geólogos y menos de otras profesiones… Igual yo sería geólogo.
      Magnífica exposición. Muchas gracias por hacer fácil y ameno lo que otros no quieren que lo sea.
      Por cierto, cuidaos mucho.
      Un abrazo.

      • Reply Rosa 28 abril, 2020 at 9:19 am

        Recuerdo sí, las clases sobre las diferentes especies de homínidos con una retahíla de nombres y apellidos interminable. Con lo apasionante que es la evolución humana y la de juego que puede dar. Sigo atenta a los nuevos descubrimientos, porque aún nos quedan muchas sorpresas.
        Gracias, amigo Pedro. Cuídate tú también.

  • Reply Pepe Sánchez 27 abril, 2020 at 11:47 pm

    Rosa ese es mi tema- hobby preferido. Me ha encantado tu narración del encuentro del neandertal euroasiático con su lejano pariente sapiens africano. Hay varias películas o documentales, no recuerdo títulos ni autores, que describen ese encuentro. Sapiens estaba representado por una hembra -por supuesto mucho más inteligente – mientras neandertal por un cabezón macho. La sapiens preñada se va con su tribu, que al principio la ve mal -sobretodo ellos- pero que acogida por su madre consigue parir al mixto. Se supone que con los genes de su padre, más fuerte, sería el origen posterior de una dinastía dirigente en la tribu. De todas formas no creo que ni los neandertales fueran todos tan brutos ni los sapiens tan remilgados. Habría de todo.

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 28 abril, 2020 at 9:35 am

      Pepe, ya tenemos otra afición común: la antropología. Sigo con enorme interés los nuevos hallazgos en este campo, que siempre me ha apasionado. Creo que la película a la que te refieres puede ser el Clan del oso cavernario, y la novela de origen. Magnífica. Y sí, estoy de acuerdo contigo en la defensa de los neandertales; dejaron signos que denotan que fueron “humanos”, como el cuidado que prodigaban a los discapacitados.
      Un abrazo grande para ti.

  • Reply HOMO SAPIENS "CANIJUDIENSIS" 28 abril, 2020 at 1:22 am

    Estimada bloguera y nobel novelista, muy interesante e instructivo su relato; pero no puedo estar más en desacuerdo con su teoría sobre la extinción de los neandertales. Me explico.
    Usted nos retrae a una era de hace 100.000 años, pero con su permiso me alejo más en el tiempo, sería apenas un suspiro en su escala geológica, de hace 1.000.000 de años.
    Recuerdo a una empoderada y atractiva prima mía de entonces, Loana, de la tribu de la Concha, efectivamente como usted bien señala, con cerebro complejo e inteligente y adelantos anatómicos, más que sugerentes, añadiría yo.
    Pues bien, todos los males de los incautos neandertales empezaron el maldito día que Loana se topó con el ingenuo de Tumak, de la tribu de la Roca.
    Con apenas tres palabras Loana, lo que podría avalar su teoría sobre el arma de destrucción masiva de su capacidad lingüística digna de un predicador, encandila a Tamuk.
    El flechazo, en mi opinión atribuible también a otros atributos de mi prima, fue tal que las tierras se abrieron a sus pies. ¿No es eso amor?
    Amor y roce. Porque roce hubo, de ahí el 2% del genoma heredado.
    Pero el problema surgió cuando Nupondi, la mujer de Tumak, se enteró de la aventura extramarital de su chico y, corroída por los celos, incitó a toda la tribu de la Roca a sublevarse contra su caudillo, originándose tales revueltas fraticidas que determinaron la extinción de los últimos miembros de su especie.
    ¿Se extinguió toda la especie? No. Pues como quedó bien documentado en una película de los años sesenta, basada en aquellos aciagos sucesos, los únicos supervivientes resultaron ser Loana y Tamuk.
    ¡Yo ahí lo dejo!
    Qualsevol semblança amb la realitat és pura coincidència.
    Gracias por sus relatos y su paciencia.

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 28 abril, 2020 at 9:33 am

      Preciosa historia de amor, entre Loana y Tumak. Y como no, la causante de todos los males tuvo que ser una mujer, en este caso Nupondi. Yo creo que lo que hubo fue un trío amoroso, porque en aquellos tiempos se practicaba el poliamor y aún no habíamos desarrollado el gen posesivo. La Naturaleza aún no estaba al servicio humano, más bien al revés. Lo dicho, hay que reescribir nuestra Prehistoria……
      A sus pies siempre.

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