Literatura

El inventor de la felicidad

4 diciembre, 2020
El inventor de Steffen Reichardt

Al Maestro Lorenzino le dan por loco en el pueblo. Dicen que tiene la cabeza llena de pájaros y que todos sus inventos son descabellados. Corre la leyenda de que desciende de un hijo ilegítimo del mismísimo Marconi, que se encandiló de una muchacha de la comarca tras una de sus demostraciones radiofónicas. A diferencia del tatarabuelo, el Maestro Lorenzino no busca la notoriedad, sino elucubrar artefactos que generen sensaciones agradables y hagan más feliz a la gente. El único que valora el talento del Maestro es Tomassino, el tonto del pueblo, que le sigue a todas partes como un perrillo faldero.

                El Maestro se sienta cada mañana a trabajar con su traje de lana, el sombrero de hongo y un prendido de jazmines en el ojal de la solapa. Soñar requiere de buena compostura. Ante la mirada estrábica de Tomassino, don Lorenzino se pasa el día dibujando planos, ideando maquetas y rellenando cuadernos con fórmulas y mecanismos. Casi nadie sabe que el papel escrito puede cambiar el mundo y que la felicidad se puede gestar entre los pliegues de una ecuación con tres integrales.

            Entre sus inventos destacan los siguientes:

El antidespertador: un aparatillo que emite música narcotizante en el momento justo que uno empieza a perder el estado REM. Los ultrasonidos, completamente inocuos, te mecen las neuronas como si estuvieras en una colchoneta de la playa un día de vacaciones.

El amante perfecto: consiste en unos tentáculos calientes que salen del sofá a esa hora de la noche que ya no puedes con tu cuerpo. Te masajea las cervicales, se desliza por los deltoides y realiza amplias batidas a lo largo de la columna vertebral. El pulpo te deja el cuerpo preparado para todo lo que venga después.

La alfombra de Aladín: se trata de un avión biplaza que se queda suspendido en la Troposfera en estado de total ingravidez. El artefacto permanece quieto mientras la Tierra rota. Recorres así el mundo entero en 24 horas desde una atalaya privilegiada. Si presionas un botón, el chisme baja de las nubes para aterrizar donde desees.

El aroma anti-idiotas: un perfume selectivo que repele a las personas tóxicas y manipuladoras. Ideal para mantener una perfecta higiene mental.

La máquina de los elogios: si tienes un día gris y la autoestima por los suelos, te conectas a este artefacto que te va recordando todas y cada una de tus bondades. Tiene además un kit de piropos terrenales.

Esta mañana, Tomassino ha subido con el Maestro en la Alfombra de Aladín. El día es radiante y no se atisba ni una nube en el horizonte. La Tierra les ha colocado primero sobre las cumbres del Himalaya para enfilar hacia el Mediterráneo con rumbo a las Américas. Han llorado juntos de la emoción, como en la famosa escena de Memorias de África. Desde las alturas, el par de chiflados ha presenciado a toda esa gente importante de las ciudades, que corre de un lado a otro con la cabeza agachada.

—Mírelos, Maestro. Cada día más poderosos y más infelices —concluye el tonto del pueblo.

Después de tanto trajín, aterrizan en un pequeño oasis del Sáhara para tomar un sorbito de agua fresca. Bajo el palmeral, Tomassino saca del zurrón un buen trozo de queso con una hogaza de pan.

—Maestro, ¿cree que somos tan inútiles como dice el señor alcalde?

—No seremos tan inútiles, Tomassino, cuando servimos de mal ejemplo —responde don Lorenzino con la barriga llena y estirando la mano para conectar el prolongasueños.

Fotografía: ©Explorers, de Steffen Reichardt

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23 Comments

  • Reply Pepe Sánchez 4 diciembre, 2020 at 6:40 pm

    Rosa, maravilloso, como siempre el minirelato. Me encantaría ser Tomassino para viajar con el Maestro en «La Alfombra de Aladín y elucubrar con él sobre nuevos artificios de felicidad. Por ahora yo me pido el Aroma anti-idiotas (seguro que es aplicables a otros congéneres de la raza idiota). Gracias por estos ratos. Abrazo fuerte.

    • Reply Rosa 4 diciembre, 2020 at 8:53 pm

      Yo también quiero ser Tomassino y dejarme llevar por sus inventos. Yo, a estas alturas, me decanto por el amante perfecto. Eso sí, con el perfume anti-idiotas en el bolsillo. Gracias, amigo Pepe.

  • Reply Coco Vida 4 diciembre, 2020 at 7:30 pm

    Encantador, este relato es absolutamente encantador. ¡Que buena idea la Alfombra de Aladin! Tantas cosas como se han inventados, nanocosas y macrocosas para toda clase de fines, buenos y malos, útiles, regulares e inútiles, , no se yo como eso de subirse a la estratosfera y ver pasar el mundo no se lo ha inventado nadie todavía. Enhorabuena.

    • Reply Rosa 4 diciembre, 2020 at 8:48 pm

      Querida Coco:
      La próxima vez subimos las dos a la Alfombra de Aladín, pero además del pan y el queso, echamos una buena botella de vino. Y a ver pasar el Mundo…
      Gracias, siempre.

  • Reply Pedro Javier Conesa Dávila 4 diciembre, 2020 at 7:56 pm

    ¿Con cuál me quedaría? Difícil elección. El Antidespertador es muy tentador, pero peligroso, sólo recomendable en vacaciones. A menos que todo te resbale, claro… La Alfombra de Aladín tiene su puntillo también. La máquina de los elogios, cuidado con ella en esta época en que todo tiene que ser políticamente correcto. De todos, yo me quedaría con el Aroma anti-idiotas para (maldad) esparcirlo generosamente en el Congreso de los Diputados. Con un poco de suerte, habría que convocar elecciones generales por incomparecencia reiterada de sus señorías… Lo que, bien mirado, tampoco es tan mal resultado, oiga.

    Con u relato así, me paso el acueducto de un tirón. Gracias, maestra.

  • Reply Rosa 4 diciembre, 2020 at 8:56 pm

    Ji, Ji, Ji. El aroma anti-idiotas en el congreso haría estragos. Se queda uno sin dosis rápidamente. Yo estoy en un momento muy terrenal, así que el Amante perfecto y el prolongasueños. La máquina de los elogios la puedo obviar con lectores como vosotros. Gracias, compañero.

  • Reply Yiyo 5 diciembre, 2020 at 12:31 am

    Una entrañable historia, que leída a estas horas de la noche espero me lleve a unos sueños que tanto deseamos y a los que tan poco tiempo dedicamos.
    No me importaría hacer trío con Tomassino y Lorenzino, y trabajar de probador de inventos. Lo mismo en este puente sin prisas me animo a diseñar alguno.
    Un gran beso

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 5 diciembre, 2020 at 11:08 am

      Seguro que con la Lidl-Thermomix alguna cosa inventas para el puente. ¿Croquetas espaciales? ¿salmorejo de la risa? ¿Loli chuches?. Yo también quiero irme contigo, el Maestro y Tomassino a probar inventos. Un gran abrazo para ti.

  • Reply JAP 5 diciembre, 2020 at 12:30 pm

    ¿A qué dirección se puede uno dirigir para adquirir los inventos? ¿Hacen descuento por adquirir un lote? ¿Tienen solicitud por internet y envío a casa (por favor, evitar Amazon)?

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 5 diciembre, 2020 at 3:26 pm

      Han abierto una «Start up» y Tomassino se encarga de las entregas. Por un lote de tres productos, te dan una vueltecilla en la Alfombra de Aladín y una sesión de pulpo caliente. Venga, que se lo quitan de las manos…

  • Reply Kikote 5 diciembre, 2020 at 3:54 pm

    Cada día escribes mejor, hermanita. Besos virtuales, que por ahora no nos podemos dar otros

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 5 diciembre, 2020 at 5:56 pm

      Este año, el Roscón de la tita Rosa con la sobrinada se va a tener que hacer por streaming. Hay ya muchos sobrinos soñando con el premio de la haba y la figurilla. Habrá que decirle a don Lorenzino que lo lleve en la Alfombra de Aladin…. Gracias, brother.

  • Reply Pablo 5 diciembre, 2020 at 6:35 pm

    No recuerdo ya en qué viaje a través del turbulento mar de internet avisté esta isla cálida y generosamente llena de plantas literarias de todo tipo y color. Cada vez que desembarco sacio mi sed de náufrago empecinado en sus manantiales de cristalina tinta, y lleno mi panza de frurelatos.
    Gracias, Rosa, por crear este puerto tranquilo en el que arribar de cuando en cuando.

    • Reply Rosa 5 diciembre, 2020 at 8:40 pm

      Qué bonito, Pablo. Lo de «frurelatos» me lo apunto. Me ha llegado tu texto directo al prolongasueños. Gracias, navegante.

  • Reply Antonio Rafal Parrilla Muñoz 5 diciembre, 2020 at 7:37 pm

    Querida Rosa: Como nos colmas de felicidad, mostrándonos los inventos del maestro Lorenzino. Cada día me convenzo más del dicho que pregona.- ,»los tontos y los locos, además de los niños, son los que dicen la verdad». Nos muestra esa ventana inagotable de inventos del maestro. Cuantos y variados posee el corazón del divino maestro de la locura y su ferviente seguidor el también «divino» tonto. Este virus es el que debería instalarse como pandemia.
    Amiga Roa un placer el leerte.

    • Reply Rosa 5 diciembre, 2020 at 8:47 pm

      La locura es donde la ficción y la realidad se mezclan. Los que escribimos lo sabemos bien. «Mi locura es sagrada, no la toquen», decía Salvador Dalí, que fue un niño eterno. Sí, que vengan pandemias de locuras creativas, querido Antonio. Un gran abrazo para ti.

  • Reply BENITO 5 diciembre, 2020 at 8:13 pm

    Por la parte que me toca siempre me he hecho la ilusa ilusión que era del tipo “amante perfecto”, con todo lo que ello implicaba de gratificante recompensa según la definición expuesta por nuestra querida bloguera. Pero con el tiempo me he percatado que he pasado a ser una simple “mantita perfecta”, es decir, después de una eficiente labor pulpo masajeadora “dejando su cuerpo en espera de todo lo que venga después” me tengo que limitar a velar en mi regazo los dulces sueños de la tan relajada como desconsiderada masajeada. ¡Yo ahí lo dejo!
    Puedo asegurar que con la interfecta los inocuos ultrasonidos del antidespertador todavía no han sido capaces de llegar a encontrar sus neuronas, pues ella nunca ha necesitado, ni antes ni después de empezar a perder su particular estado REM, echar mano de tan peculiar aparatillo.
    Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí porque se había cansado de esperar…

    • Reply Rosa 5 diciembre, 2020 at 8:34 pm

      ¡¡¡¡¡Qué traidores circulan por las redes!!!! Con lo que una madruga…. Esto se me está yendo de las manos.

  • Reply Kikote 5 diciembre, 2020 at 11:32 pm

    Cuando despertó, el Beni había corrido 10 Km

    • Reply BENITO 6 diciembre, 2020 at 10:44 am

      No por cuñao menos estimado Kikote, ya me hubiera gustado eso que dices, pero te recuerdo que tenía a nuestra querida escritora novel encima de mis huesitos en el limbo de sus sueños y para ciertas cosas uno sí que es considerado… ¡Esto también lo dejo!

  • Reply HOMO SAPIENS "CANIJUDIENSIS" 6 diciembre, 2020 at 6:58 pm

    Estimada Rosa María, realmente encantador el relato del Maestro Lorenzino y su ferviente seguidor Tomassino.
    Tal como si de hidalgo caballero andante y fiel escudero se tratasen van ambos desfaciendo entuertos, regalando sueños y alegrías con sus particulares inventos que, cual bálsamos de Fierabrás, ponen remedio momentáneo a los sinsabores mundanos de las gentes compartiendo sus sencillos, sin duda los mejores, momentos de felicidad.
    He de deixar-la ja que el Mestre em reclama per viatjar amb ells en la seva catifa màgica a la recerca de la nostra estoneta de felicitat.
    Gracias por sus relatos.

    • Reply Rosa María Mateos Ruiz 7 diciembre, 2020 at 8:32 pm

      Sí, un par de quijotes en estos tiempos revueltos. Subiremos en la catifa màgica a la primera ocasión, Canijudiensis. No sé si habrá sitio para tanto hueso…

    Responder a Rosa Cancel Reply