El rifirrafe entre la reina consorte y su suegra ha despertado una enorme solidaridad hacia doña Sofía. ¿A quién se le ocurre hacerle tal agravio a una mujer mayor que quiere posar abrazada a sus nietas? No sabemos los intríngulis de palacio, ni si doña Sofía es una suegra metomentodo. Lo que sí conocemos es que gracias a las abuelas trotaconventos, la especie humana ha sobrevivido. Y si no se lo cree, siga leyendo.