De repente comprendí todo al bajar a la ciudad subterránea de Perugia. Vi la huella de los carros romanos sobre la calzada de piedra; dos líneas hundidas y separadas con la medida uniforme de aquéllas ruedas ribeteadas de metal, como un TALGO de la antigüedad.
Cuentan los anales de la historia que cuando Hernán Cortés y sus hombres llegaron a la corte del imperio azteca, Moctezuma II les asignó inmediatamente una cohorte de porteadores y quemadores de incienso.…