En Oslo, a 29 de noviembre de 1893
Mi querido Erik,
Nuestro amigo está bien, un poco asustado por el revuelo que ha causado su cuadro, pero con la misma pasión de siempre. Eso sí, continúa envuelto en su manto de melancolía y perseguido por sus angustias y tormentos. Ayer leímos la prensa de la ciudad. Venía un artículo de opinión muy duro sobre la exposición.