Hoy me voy a permitir algo de frivolidad, que luego me acusan de dar la brasa. Los hipsters están de moda, esos jóvenes maduritos con barba luenga, peinado casual y ropa vintage. Llevan grandes gafas de pasta, aunque vean, pantalones pitillos y camisas de leñador arremangadas. Son muy alternativos, ven cine independiente, leen hasta poesía y compran en el barrio. Se tiran a por lo orgánico, seleccionando la fruta más picada, el café bio y los yogures probióticos. Han recuperado las bicicletas sin piñones, aquellas que se frenan pedaleando hacia atrás y reciclan cachivaches y aderezos múltiples rescatados en los mercadillos de segunda mano. Ahora bien, tras ese aspecto retrógrado y comprometido esconden un sibarita, un exquisito gourmet que guarda el último modelo de iPhone en el bolsillo. Son hiperactivos en las redes sociales, y están presentes en los foros de música de esos grupos de los que jamás nadie ha oído hablar. Los hipsters son asiduos a los blogs de cocina asiática. Deliciosos.
Escudriñando la sección de Ciencia de El País me aparece la foto. Ahí está. Una reconstrucción del Hombre de Atapuerca, que pululaba por los páramos burgaleses hace 430,000 años. El tatarabuelo de los Neandertales. El tío se hacía la raya en medio con un tupé que ya quisieran los seguidores de Travolta. Su barba es divina y no pongo más foto de pecho para abajo por no herir la sensibilidad de mis seguidoras. Nuestro hombre salía todas las mañanas de la Sima de los Huesos con un estilo casual, según la friolera que pegara ese día. Del tamaño de su cerebro se deduce que poseía un lenguaje muy primitivo, gutural, algo así como: google, gopro, gopher, wap, wifi y host. ¡Qué poco mudan las palabras en la espiral del tiempo! Tenía mucha maña el barbudo, con cualquier palo te hacía una lanza para cazar bisontes. Deducen que era muy sensible y social, con una vida muy integral (con ele); afortunadamente aún no escuchaba a Bob Dylan ni leía «La insoportable levedad del ser», porque tenía que buscarse las habichuelas todo el santo día en una vida llena de peligros.
…….Y nada de extinciones, ahí dejó nuestro amigo su semilla en la estepa castellana, hasta ahora.
Yo puse un hipster en mi vida hace años sin saberlo. El mío es más tipo ermitaño que bloguero. Cuesta pillarles el tranquillo, pero ahí están los genes de Atapuerca en estado puro.
Imagen: Ilustración de un hombre de la Sima de los Huesos (Atapuerca), de hace unos 430.000 años. / KENNIS & KENNIS/MADRID SCIENTIFIC FILMS (EL PAÍS)
15 Comments
Me gusta su forma de escribir, soy geólogo y quiero seguir leyéndola.
Gracias Edwin.
Voy a anotar tu correo en la lista de direcciones para que te lleguen las entradas. Un placer recibir mensajes como el tuyo.
Un abrazo, Rosa
La moda es la tradición,
La denominamos hipster,
Guardamos en un cajón,
Ahora lo llamamos blister,
Todo guarda relación
qr
Muy bueno, hermanita
Continuando con el tono de frivolidad (al más puro estilo Jorge Javier) que hoy nos regala la autora de este atractivo blog, quisiera hacer algunas puntualizaciones.
En primer lugar, y en aras del rigor científico (busca, estudia, compara) del que nuestra tierna y cándida bloguera pretende imbuirnos, he de lamentar la censura de la fotografía original aparecida en la sección de Ciencia de El País. Creo que con este hecho, aparte de sustraernos importantes datos antropológicos para el conocimiento de la particular idiosincrasia de los personajes aquí descritos, se han herido más sensibilidades de las que se han evitado. Sobre todo entre sus más incondicionales seguidoras femeninas.
Por otra parte, y por posibles alusiones, es la propia autora la que comenta aquello de…”ahí dejó nuestro amigo su semilla en la estepa castellana”. Y haciendo hincapié, también comenta: “ahí están los genes de Atapuerca en estado puro”.
Es evidente, tal c.q.d., que la descripción no ha resultado suficientemente documentada de forma gráfica. Han faltado “detalles muy sustanciales”
Por lo demás, molt bé, poc a poc (aunque esta vez te hayas pasado con el “poc”).
Besitos
Bueeeeeno, siempre hay que dejar algo para la imaginación. Ya lo dijo Einstein «La imaginación es más importante que el conocimiento». No obstante, le dejaré una pista. Con el nombre que usted ha elegido para los comentarios a este blog, nada tiene que hacer frente al hombre de Atapuerca.
Otra vez por alusiones y puesto que todas las comparaciones son odiosas, permítame que vuelva a discrepar de su, en este caso, frívolo rigor científico; pues por no dejarlo todo a la imaginación y citando a otros sabios que en el mundo han sido podría decir aquello de: “no es oro todo lo que reluce”, o aquello de: “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Quedo suyo muy gratamente prendado…
Lo tuyo es estupendo, moza. Por creativo, erudito y divertido. Queremos más!
El teatro de Palma me abrió los ojos de la cultura hipster. El hombre de Atapuerca fue el enlace.
Fíjate que en ambas cosas has estado tú, Carmeta.
Gracias por estar ahí,
Rosa
Hola Rosa, muy entretenida y excelentemente escrita esta entrada. Veo que escondes la mano de nuestro antepasado (bueno, un apéndice algo mas bajo) y tiras la piedra, al menos dos veces como un avispado lector se ha encargado de recordarte, Me gusta. Es un arte muy elegante (y difícil) ese de insinuar sin enseñar, y tú lo has hecho a la perfección. Sigue así. La ironía y el humos fino al poder.
Querido Antonio:
Ser hermosa/hermoso consiste en no enseñar demasiado. Gracias por tus palabras.
Rosa
Mamá, no tenía ni idea de que hubieras escrito sobre esto, y tampoco me lo imaginaba.
El caso es que yo siempre te estoy diciendo que no tienes ni idea de que son los hipsters, pero me equivoco, aunque no del todo, porque aunque tu texto sea correcto creo que los adultos y los jóvenes tienen distintas ideas de qué son los hipsters.
En fin, que me ha gustado mucho tu texto. Besos:3
(soy teresa)
Por fin alguien me aclara quien son esa tribu a la que también pertenece mi partener, si bien sin proponérselo y exceptuando los gustos musicales ya que quedo en el medievo o como mucho en el barroco, y carece de iPod. Es mas, como es sabido, es llamado por sus sobrinos » hombre de Atapuerca» y que razón tienen!
Mucho me temo que tu partener vas más allá; el Homo antecesor se queda corto. Ahora bien su primitivismo lo compensa muy bien con su nobleza. Yo rompo una lanza por él